China y Huawei han ayudado a silenciar las voces de Cuba.
En medio de las protestas que comenzaron el 11 de julio en Cuba, China ha jugado un papel en oprimir al pueblo que se expresa. Las protestas estaban siendo grabadas y publicadas en redes sociales por los manifestantes. Sin embargo, el Partido Comunista de Cuba bloqueó el acceso a internet y telefonía de la isla. La clave para realizar este bloqueo radica en que las redes de internet y telefonía fueron proveídas e instaladas por el gobierno chino.
Expertos, como el senador de los EE. UU., Marco Rubio, se anticiparon a la acción del Partido Comunista de Cuba. El senador, en medio de las protestas, tuiteó advirtiendo que el régimen cortaría los servicios de internet de los ciudadanos. Dicho y hecho, el régimen así lo hizo. Lo que se señala, entonces, es que China, como proveedor de la tecnología, ha facilitado y se ha prestado para impedir la libre expresión de la gente.
Este tipo de actos no son raros de ver por parte del gobierno chino, que ha limitado severamente los derechos y las plataformas de sus ciudadanos. Aún así, el gigante asiático sostiene negocios con países de todos los continentes, incluido Estados Unidos.
Países comunistas como Venezuela, Cuba y Nicaragua, son enteramente dependientes de la riqueza de los chinos. De este modo, el Partido Comunista Chino ejerce su influencia sobre esta región del mundo.
Lo que se puede aprender de estos actos de opresión es valorar lo que es vivir con democracia. La amenaza de la influencia del Partido Comunista Chino es que se trata de un gobierno totalitarista y opresor. El legado de Mao y sus sucesores dejó cientos de millones de muertos por hambre y por aborto. El gobierno actual no tiene problema en apoyar la hambruna de Corea del Norte ni los campos de concentración en su territorio.
China, que ahora es la segunda economía más grande del mundo, también se está convirtiendo en una amenaza para las libertades que hay en las democracias del mundo.
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