El ex presidente y gobernante militar de Pakistán, Pervez Musharraf, ha sido condenado a muerte en rebeldía por alta traición tras un caso judicial de seis años.
Un tribunal especial de tres miembros en Islamabad condenó el martes a Musharraf por violar la constitución al declarar ilegalmente el estado de excepción mientras estaba en el poder, en un caso que había estado pendiente desde 2013.
El ex líder de 76 años, que ha vivido en el autoexilio en Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, durante más de tres años, tiene la opción de apelar el veredicto.
Musharraf tomó el poder en un golpe militar en 1999 y gobernó Pakistán como Presidente hasta 2008.
En 2014 fue acusado de un total de cinco cargos, incluidos tres cargos de subversión, suspensión y modificación de la del país, despido del presidente del Tribunal Supremo de Pakistán e imposición de un gobierno de emergencia.
Es la primera vez en la historia de Pakistán que un jefe del ejército ha sido juzgado y declarado culpable de traición. Según la Constitución de Pakistán, la alta traición es un delito que conlleva la pena de muerte o la cadena perpetua.
El tribunal especial dictaminó sobre la pena de muerte por mayoría de dos a uno, y uno de los tres jueces no apoyó la pena de muerte, pero aceptó la condena.
Musharraf vive en Dubai desde 2016, después de que el Tribunal Supremo de Pakistán levantara una prohibición de viajar que le permitía salir del país para buscar tratamiento médico. Desde su cama de hospital en Dubai a principios de este mes, el ex líder dijo en una declaración en vídeo que él era inocente y que el caso de traición era “infundado“.
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Musharraf se exilió en 2008 y regresó a Pakistán en 2013 con el objetivo de presentarse a las elecciones nacionales del país. Pero sus planes se desentrañaron cuando se vio envuelto en una red de casos judiciales relacionados con su tiempo en el poder.
En 2007, Musharraf declaró el estado de emergencia, suspendió la constitución de Pakistán, sustituyó al juez y bloqueó los canales de televisión independientes.
Musharraf dijo que lo hizo para estabilizar el país y para luchar contra el creciente extremismo islamista. La acción suscitó fuertes críticas por parte de Estados Unidos y de los defensores de la democracia. Los pakistaníes pidieron abiertamente su expulsión.
Bajo la presión de Occidente, Musharraf levantó posteriormente el estado de emergencia y convocó a elecciones en las que su partido tuvo un mal desempeño.
Musharraf dimitió en agosto de 2008 después de que la coalición gobernante comenzara a tomar medidas para impugnarlo. Los fiscales dicen que Musharraf violó la constitución de Pakistán al imponer el estado de emergencia.
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