Qué es la diplomacia de la mascarilla
Muchos ven a China como el gran responsable por la propagación del COVID-19. No cerraron fronteras a tiempo y no avisaron a las autoridades sobre la seriedad del virus. Ocultaron cifras sobre la cantidad de muertes y desinformaron a la OMS para que no se detuvieran ciertas actividades, como los vuelos internacionales.
Ahora bien, el gigante asiático tiene una curiosa estrategia de propaganda para limpiar su nombre. Los expertos la han denominado como “la diplomacia de la mascarilla”. La ayuda humanitaria que ha ofrecido China a algunos países consiste, entre otras cosas, en el abastecimiento de tapabocas.
“¡Gracias! Nos crean el problema y luego nos venden la solución”, piensan algunos. O “primero dejan escapar el virus y luego se hacen los héroes que ayudan”.
El golpe a la economía podría ser permanente y, sin embargo, sigue surgiendo información que impide volver a la normalidad. Los periodos de cuarentena se extienden y el comercio sufre terriblemente. ¡Los restaurantes no están hechos para funcionar al 50% de su capacidad!
Además, se le está haciendo un daño terrible a la salud de la gente. Los sistemas inmunológicos de las personas deben ser entrenados siendo expuestos a gérmenes. Pero ahora estamos desinfectando todas las superficies, alejándonos 100% de la suciedad y haciéndonos más débiles en el proceso.
Las personas ya están presentando un déficit de vitamina D, que se adquiere recibiendo luz solar. La diplomacia de la mascarilla, la extensión del aislamiento y las demás medidas están debilitando la economía y la salud de la gente. ¿A quién le interesa que esto sea así? Probablemente a los responsables del virus.
Hasta ahora, según la evidencia, los posibles responsables de la pandemia sean China, con la ayuda de la OMS. La administración de la Casa Blanca ha prometido tomar represalias. Además, han anunciado oficialmente que no volverían, bajo ninguna condición, al estado de cuarentena.
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