La lluvia a dado un poco de alivio a los australianos más afectados. Llueve deja de llover y vuelve y llueve en Sídney y Melbourne. Incluso en las próximas horas, fuertes perturbaciones llegaran en algunas partes del sudeste de Australia. Un soplo de oxígeno para un país de rodilla por los incendios que han matado a personas, miles de animales entre canguros y koalas y que están causando una preocupante sequía. Las temperaturas han bajado de más de 40 grados centígrados y ha llegado a temperaturas mínimas de alrededor de 17 grados centígrados.
Victoria hubo una verdadero aguacero, como se cuenta en las imágenes que llegan de los medios de comunicación locales.Sin embargo, los meteorólogos están alerta, es posible que las perturbaciones sólo estén de paso y se espera que las temperaturas aumenten ya la próxima semana.
Desde septiembre, el país está devastado. Treinta personas han muerto y más de mil millones de animales, 2.000 casas han sido destruidas y se han perdido alrededor de 8,4 millones de hectáreas de bosque.
Pero ahora un rayo de esperanza podría ser esta misma lluvia que está embalsamando las cenizas dañinas que están contaminando el agua y poniendo en peligro el suministro de agua. La presa que proporciona la mayor parte del agua potable en Sydney, la ciudad más grande del país, ha sido cubierta con lonas por las autoridades para evitar que entren escombros y cenizas. Pero toda la zona que la rodea está quemada y sin vegetación podría ocurrir lo peor. Por eso la lluvia es providencial.
En muchas zonas han aparecido advertencias sobre la mala calidad del agua. En la ciudad de Omeo, Victoria, se informó a los residentes que el agua del grifo hervida, no era suficiente contra la contaminación química, la cual, a diferencia de los microorganismos, no puede ser eliminada por medio de la alta temperatura.