Lula da Silva gana la presidencia de Brasil, nuevamente, y será el mandatario hasta 2026. Da Silva comparte una agenda izquierdista con varios líderes latinoamericanos y tendrá que liderar a un país altamente dividido. ¿Cuál será la consecuencia de que Da Silva asuma el cargo máximo en Brasil? ¿Cómo afecta esto al país y al continente?
Lula da Silva gana la presidencia
Lula da Silva fue presidente de Brasil, entre los años 2003 y 2010. Después de eso, fue llevado a la cárcel por un caso de corrupción, relacionado con el escándalo de Odebrecht. Sin embargo, durante el periodo presidencial pasado, de Jair Bolsonaro, Da Silva quedó libre y fue hallado inocente.
Tanto así, que el acto seguido para Da Silva fue lanzarse a la presidencia y, el pasado 30 de septiembre, se coronó como presidente en unas reñidas elecciones, con poco más del 50% de los votos. Bolsonaro obtuvo algo más del 49%.
Los resultados demostraron la enorme división interna que enfrenta Brasil. De hecho, refleja la situación de muchos otros países del mundo. En particular, se asocia con la subida de varios gobiernos de izquierda en la región: Gustavo Petro, Gabriel Boric, Pedro Castillo, entre varios más.
Las votaciones demuestran que la mitad del pueblo brasileño apoyó a Jair Bolsonaro, que fue tildado nacional e internacionalmente como el candidato de ultraderecha. No obstante, sin caer en prejuicios, se puede afirmar que la mitad de los votantes apoyaron a una política totalmente opuesta a la de Lula da Silva.
Da Silva ha prometido una sociedad con mayor equidad, pero su ocupación del poder preocupa a los sectores productivos del país. ¿Podrán los mandatarios de izquierda respetar el crecimiento de las empresas o estará ello en oposición a sus intereses de gobierno?
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