¿Te has preguntado si la página change.org realmente funciona?
Para los que aún no la conocen, change.org es la mayor plataforma de peticiones en línea que existe.
Por medio de ella las personas tienen la posibilidad de realizar peticiones sociales de acuerdo a sus inconformidades. Opera desde el 2007 y ha sido una herramienta de expresión para ONGs, empresas y ciudadanos.
La pregunta sobre si la plataforma change.org realmente funciona puede ser contestada a partir de la experiencia. Para este año la página cuenta con suficientes casos como para dar cuenta de sus alcances.
Según la compañía, lo que funciona de la plataforma es la “unión de la gente”. Es decir, abre un espacio legítimo para que las personas se unan frente a una causa.
Y sí… sí ha funcionado.
Aunque esta afirmación hay que tomarla con pinzas, ya que las firmas de Change.org no generan un cambio inmediato. Funcionan para ejercer presión para que se haga algo frente a la causa, pero no tiene la potestad de modificar las leyes sólo por recolectar cierta cantidad de firmas.
Sin embargo la presión que ejerce es tan influyente que son innumerables los casos en los que sus peticiones han dado frutos. Desde tratamientos médicos para personas en condición de necesidad hasta cambio en las políticas de un país.
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Las “victorias” alcanzadas por medio de la plataforma son muchísimas, aunque Change.org también ha sido motivo de polémica debido a que es una organización que se lucra de su actividad. Sí, señores, Change.org es un negocio y esto ha despertado críticas en su contra. ¿Un negocio de activismo? Suena contradictorio.
Change.org no se considera a sí mismo como empresa. Se clasifican como una Corporación tipo B, lo cual quiere decir que buscan una mejora para el mundo y un bien general. Suena espectacular, pero existen muchísimos problemas alrededor de esta idea.
El principal problema con Change.org es que no hay forma de verificar la legitimidad de las firmas. No hay forma de garantizar que la identidad de quienes firman sea verdadera; tampoco es fácil regular que una misma persona no participe varias veces con diferentes identidades.
Asimismo, cuando al director de Change.org en España en el 2013, Francisco Polo, le preguntaron sobre los ingresos de su empresa él se negó a revelarlos. Y estaba en todo su derecho de hacerlo, ya que los fondos de Change.org se encuentran registrados en Delaware, EE. UU., que es un paraíso fiscal.
Pero, ¿por qué una empresa de activismo que promueve campañas en contra de los paraísos fiscales oculta sus ingresos en uno de estos?
Según Change.org, la compañía obtiene recursos de las ONGs que promueven algunas causas. Sin embargo, un antiguo trabajador de una ONG habría expuesto a la compañía revelando que Change.org obtenía la mayor parte de sus recursos vendiendo los datos personales de quienes firmaban las peticiones.
Increíble, ¿cierto?
Conclusiones
Es cierto que se han logrado cambios por medio de la plataforma Change.org, que sirve para unir a personas en torno a una causa. No obstante, las firmas de Change.org no significan un cambio inmediato u obligatorio.
Además, no hay forma de comprobar la legitimidad de las firmas y, según las revelaciones, tus datos personales podrían encontrarse en peligro, ya que la empresa parece ponerlos a la venta. Y ¿cómo saber que esto no es cierto si la empresa se niega a mostrar sus ingresos?
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