Tres años después del tragedia del aéreo -fue el 28 de noviembre de 2016-, el cuento de hadas Chapecoense se reiniciará de la serie B brasileña. Mortal, para el descenso aritmético, con la derrota contra el Botafogo (1-0).
Drama en la ciudadela, el entero pueblo no ha podido levantarse en estos 36 largos meses, después de la tragedia. En el avión con destino a Colombia, en Medellín, había 77 pasajeros y sólo 6 sobrevivieron, entre ellos 3 jugadores (un periodista superviviente, Rafael Henzel, murió el pasado mes de marzo a causa de un ataque cardíaco). Toda una generación borrada, el corazón de una sociedad joven y dedicada al sacrificio en un día lluvioso.
Fundada en 1973, Chapecoense -un equipo de la ciudad de Chapecò, algo más de 160.000 habitantes- llegó a la Serie A brasileña por primera vez en 2013, logrando con tanta determinación clasificarse para la final de la Copa Sudamericana. Y fue ese viaje para llegar a Colombia, en un momento de celebración, para marcar el declive, en el campo se entiende, de un club que estará marcado para siempre por este hecho. Un poco como la Gran Turín de 1949 o el Manchester United de 1958, por ejemplo.
Desde entonces las dificultades de Chapecoense se han incrementado, sobre todo económicas, lo que incluso pondría en peligro la propia existencia del club. Sería un golpe muy duro, si así fuera, para todo Brasil, no sólo para los habitantes de esta ciudad.