El día de ayer se cumplieron 42 años desde la muerte de Elvis Presley. Actualmente, el cantante tendría 84 años si estuviese vivo. Sin embargo, una muerte temprana le puso fin a una de las carreras más trascendentes de la historia de la música.
Elvis Presley saltó a la fama en 1957 con su éxito “Don’t be cruel”. En ese entonces, la estrella del rock n’ roll contaba con apenas 22 años de edad. Después de eso, se convirtió en un extremo furor popular, que antecedió al fenómeno de los Beatles – tanto así, que sirvió como una de las principales inspiraciones para la banda.
Luego de eso, Elvis Presley vivió como una de las personas más célebres de todo el planeta. En realidad, fue una leyenda viva durante los años que estuvo activo en la música y el cine. No solo fue una aclamada celebridad, sino que, hasta hoy en día, es ícono de la cultura estadounidense.
“Espero que todos se hagan ricos y famosos, para que se den cuenta de que esa no es la respuesta” – Jim Carrey.
Al observar la vida, el talento, la carrera y la fama de Elvis Presley, es fácil llegar a pensar lo deseable que sería tener una vida semejante. No obstante, el episodio de su muerte dejó en claro que la fama, la fortuna y el reconocimiento global no garantizan la felicidad de un ser humano.
Según los hechos del día de su muerte, Elvis Presley murió a causa del abuso de drogas. El rey del rock n’ roll, el ícono de la cultura y, probablemente, la persona más famosa sobre la faz de la tierra, no estaba llevando una vida plena.
Esto quiere decir que un ser humano no requiere de riqueza ni fama para ser feliz. En cambio, es posible afirmar que han habido millones de personas que, a pesar de vivir sencillamente y en el anonimato, fueron más felices de lo que fue Elvis. Por tanto, al ver cómo terminó, tristemente, la vida de Elvis Presley, cabe recordar las palabras de Jim Carrey:
“Espero que todos se hicieran ricos y famosos, para que se den cuenta de que esa no es la respuesta.
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