En Corea del Norte ha quedado prohibido reír durante 11 días. En etas fechas, se conmemora la muerte del padre de Kim Jong-un, Kim Jong-il, quien en Corea del Norte es visto y temido como a un dios. Desertores del país han testificado que el régimen norcoreano le ha hecho creer a su pueblo que el espíritu de Kim Jong-il permanece en la Tierra. También dicen que este es capaz de escuchar todos los pensamientos de la gente.
Yeonmi Park, quien desertó de Corea del Norte en 2007, cuando tenía 13 años, explicó que lo primero que aprendió cuando pequeña. “Ten cuidado con lo que dices y con lo que piensas”. Como si las paredes tuvieran oídos, al igual que en la Unión Soviética, cualquier pensamiento de oposición al gobierno se castiga con la muerte en Corea del Norte.
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Este tipo de crueldad lleva instaurada en el pueblo norcoreano desde hace 8 décadas y Kim Jong-un es el tercero de su familia en heredar el cargo de líder supremo. Los antecesores de Kim Jong-un: Kim Jong-il y Kim Il-sung, son vistos como dioses por el pueblo, lo cual es exigido, obviamente, por el gobierno mismo.
Cuando murió Kim Jong-il, se pudieron apreciar multitudes de cientos de miles de personas llorando exageradamente en las calles. La razón por la cual el llanto fue exagerado es que las autoridades castigaban a quienes “no lloraban lo suficiente”.
Al igual que en los tiempos de su padre, Kim Jon-un ha forzado al pueblo durante esta celebración a actuar de luto. Por lo tanto, se ha prohibido reír durante los 11 días de conmemoración. De esta forma, la familia Kim ha logrado poner a prueba la lealtad de su pueblo durante décadas. Es necesario tener en cuenta que en Pionyang, la capital de Corea del Norte, solo ingresan personas cuyas familias le han sido leales al régimen durante varias décadas.
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