Violentas protestas inundaron las calles de Kenosha, Wisconsin. La gente salió indignada a protestar, luego de que un policía disparara 7 veces en la espalda del afroamericano Jacob Blake, justo al frente de sus tres hijos pequeños. La ciudad impuso un toque de queda para evitar los disturbios, pero igual las personas salieron a las calles y las manifestaciones se tornaron violentas.
El suceso ocurrió el 24 de agosto y esa misma noche comenzaron las protestas. Hacia la madrugada del 25, comenzaron los incendios y la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes. Donald Trump envió a la Guardia Nacional para detener las protestas, ya que se presentaron saqueos, dos muertos y un herido hasta el momento. Eso es lo que sucede en Wisconsin.
El contrincante de Donald Trump para las elecciones, Joe Biden, se pronunció por Twitter. El candidato hizo una publicación con un fondo negro y la palabra “Basta”. “Hoy nos despertamos con dolor una vez más”, escribió.
Lo más grave de esta situación es su nivel de recurrencia. Son muchos los casos de abusos policiales en contra de la población afroamericana. Desde hace 100 años es un problema y actualmente lo sigue siendo. Lo más probable es que sigan habiendo víctimas a manos del cuerpo policial. No solamente en Wisconsin.
Hay argumentos que explican el nivel de estrés con el que viven los policías en Estados Unidos. En un país en el que en muchos estados es legal el porte de armas, el cuerpo policial se juega la vida cada vez que sale a patrullar. De hecho, la cantidad de policías que mueren luchando contra el crimen es bastante alta.
Por lo tanto, es común que la policía reaccione con desmesura. Sin embargo, esto no es ninguna justificación. La policía debería estar capacitada para dominar sus emociones y esto es un asunto que debe ser resuelto con urgencia por el gobierno. Además, el hecho de que la gran mayoría de víctimas sean afroamericanos, demuestra que hay un racismo institucionalizado en dicho país.
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